Estados Unidos ha estado siempre a la vanguardia en lo que se refiere al uso de Internet en campaña electoral. Howard Dean, candidato demócrata en las primarias para las presidenciales de 2004, es ya un referente en recaudación de fondos (fund-raising) y movilización de voluntarios en el terreno a través de Internet – y más concretamente, gracias a la plataforma MoveOn.org-. Como bien es sabido, la campaña de Dean no le llevó a la designación como presidenciable demócrata pero lo que si consiguió el ex-gobernador de Vermont es crear escuela en lo que a «new social media strategies» e Internet se refiere. El binomio «medidas online y offline» se ha generalizado en las estrategias de sus homólogos, cuatro años después.

Buen ejemplo de ello son MittTV, en el bando Republicano y el recurso a Central Desktop por parte de Barack Obama.

MittTV, parte de la campaña de Mitt Romney, ya retirado de la carrera, era una plataforma de vídeos sobre Romney, sus propuestas y sus actos electorales. Pese a que los impulsores de la iniciativa han destacado los puntos débiles de la plataforma, una vez Romney fuera de la campaña, también apuntan las lecciones y aspectos positivos del uso de este recurso innovador. El material videográfico es susceptible de llegar a una gran masa a través de Internet y de YouTube – el ejemplo más claro se está viendo estos días con el «Yes we can» en apoyo a Obama-. No obstante el recurso al famoso portal de intercambio de videos es necesario pero insuficiente. De hecho, la mayoría de la gente que vio los  clips de la campaña de Romney, lo hizo a través de MittTV.

En todo caso, los movimientos de precampaña para las Generales españolas del próximo mes de marzo son sintomáticos de la notoriedad que ha adquirido el vídeo en las estrategias electorales de los partidos: las principales formaciones se han dotado de canal «YouTube» propio. Esperemos que esto sea un indicio de una mayor inclinación hacia Internet y los instrumentos participativos en la vida política del país.

Por otra parte, y volviendo a las primarias americanas, cabe también señalar el potente rendimiento organizativo de Central Desktop en la campaña del senador de Illinois, Barack Obama. La novedad de la «Estrategia en seis pasos» de Central Desktop yace en la provisión de instrumentos organizativos a través de Internet.  La coordinación de actos de campaña supera fronteras geográficas gracias a una tecnología que radica en Internet, y que no requiere la instalación previa de un software personalizado. California ha sido el principal escenario de despliegue. A través del instrumento de gestión, las acciones y actos locales pudieron coordinarse transversalmente y adecuarse verticalmente a la estrategia global de campaña. En este sentido, la analogía con la experiencia MoveOn.org de Howard Dean parece inevitable: la sintonía y sincronía de iniciativas online y offline permite crear una mayor unidad de campaña a la vez que moviliza las bases locales sobre el terreno, promoviendo mayor sentimiento participativo y mayor sensibilidad micro de campaña, en base a la lógica bottom-up.

Tras el resultado del Supermartes que, como previsto, fue de “foto finish” – pese a la ligera ventaja de Hillary Clinton -, la designación del presidenciable demócrata se hace cada día más imprevisible.

De hecho, pese a que Hillary salió airosa en el SuperTuesday, Barack Obama no ha tardado en recortar distancias, tras sus cinco victorias consecutivas en las primarias y caucases del pasado fin de semana, en Luisiana, Nebraska, Washington, Islas Vírgenes y Maine. La sombra de Obama es tal, que Clinton ya se ha apresurado en sustituir a su fiel directora de campaña, Patti Solis Doyle, por otra colaboradora de confianza, Maggie Williams, con la esperanza de recuperar terreno.

Así pues, parece que el fenómeno Obama cobra consistencia a lo ancho y largo del país. La tesis que Dick Morris presentaba a modo de valoración de los resultados del SuperTuesday ha quedado obsoleta en cuestión de días, tras las victorias cosechadas por el senador de Illinois. Según Morris, el voto de Hillary Clinton podría tener un apoyo concentrado en las costas del país, mientras Obama quedaría mayormente respaldado en los estados tierra adentro. En todo caso, los resultados en Washington, Maine y Luisiana vienen a desmontar el poder explicativo de una tesis, si más no, discutible.

En contraposición, la visión presentada por George Packer en The New Yorker apenas una semana antes del SuperTuesday, arroja luz sobre cómo interpretar el duelo entre los candidatos demócratas. Según las apreciaciones de Packer, la elección se juega en buena medida sobre dos visiones opuestas de cómo debería ejercerse la presidencia. En este sentido, Obama defiende una visión fundamentada en la necesidad de liderar y movilizar el país hacia el cambio pero también hacia la superación de las divisiones internas que mantienen al país “en estado de crisis o enfrentamiento latente”. Clinton, por su parte, antepone la experiencia y capacidad de gestión – dos atributos con los que cuenta la candidata, a la luz de su trabajo como primera dama y como senadora-, perfilando la presidencia como el resultado de una gestión incrementalista, poniendo un particular acento en los resultados y la eficacia.

Packer ilustra magníficamente ambas concepciones con la siguiente metáfora: “Obama es un visionario (…) para él los males del país preceden a la administración Bush y la endémica lucha partidista y yacen en el fracaso de los políticos en unir al pueblo americano. Una mano fuerte ejerciendo fuerza sobre una rueda no será de gran ayuda si el coche está atascado en el barro; se requiere a buen líder que convenza a sus ocupantes para salir y empujar todos juntos. (…) En la misma situación, Clinton rememora a Churchill: ‘Dadnos las herramientas y acabaremos el trabajo”.

En todo caso, si hay algo claro, es que el talante de los candidatos es diametralmente opuesto y nos da pistas sobre cómo podrían desarrollar su mandato en la Casa Blanca. Obama resulta más cercano; su labia y capacidad de esperanzar al electorado y de crear un sentimiento de unidad, le han permitido fidelizar y aumentar su apoyo, además de ganarse la comparación con Martin Luther King. El “Yes, we can” suena ya como una reminiscencia del “I have a dream”. Entretanto, Clinton resulta metódica y pragmática, no únicamente en su proyecto, sino también en su discurso. Es tal vez esa imagen de “gestora”, más que de líder, la que le resta capacidad para entusiasmar y hace que sienta el aliento de Obama a sus espaldas, más amenazador que nunca.

Esperando a Gore…

febrero 5, 2008

 1acf4803427fi3.jpg

La semana pasada la revista liberal Atlantic Monthly publicaba un artículo especulativo que tiene su interés, más aún en la semana del SuperMartes.

En un momento en que Barack Obama parece estar rozando a Hillary, algunas publicaciones auguran un SuperTuesday de “foto finish”, otras, incluso, que no se podrá proclamar aún un claro candidato demócrata. Así pues, en un momento crítico de la campaña, el pronunciamiento del ex candidato a la presidencia Al Gore podría decantar claramente la balanza, volcando las simpatías hacia Gore a favor de su “elegido”.

Sin ir más lejos, Atlantic Monthly especulaba que Gore, en caso de posicionarse públicamente, lo haría a favor de Obama, contrariamente a lo que se podría esperar de un ex vicepresidente de la administración Clinton. Sin embargo, el razonamiento del articulista Joshua Green no deja de ser coherente.

En primer lugar, Gore está felizmente apartado de la política activa en de su país y plenamente dedicado a la causa climática que, recordemos, le ha llevado a ganar el Nobel de la Paz. El hecho de apostar públicamente por un candidato no desvanecería sus logros ni le impediría seguir trabajando por un fenómeno que, desgraciadamente, no desaparecerá de un día para otro. Por otra parte, Obama está cerca de la victoria y un apoyo de ese calibre le precipitaría hacia un éxito más que seguro. Además, Gore ha vivido, en primera persona, la usurpación de la presidencia en 2000, hecho que debe hacerle meditar en qué medida su inclinación sería útil y gratificante.

Por último, la teoría de Joshua Green se completa con una referencia al estado de Tennessee, el hogar de Gore. Allí Hillary parece ir en cabeza. En cuanto a Obama, su campaña no ha desplegado sus medios sobre el terreno desde junio pasado. Si a esto último se añade que Obama y Gore han mantenido charlas regularmente, se puede concluir que la estrategia del senador por Illinois en Tennessee se basa en un apoyo del hijo pródigo.

En definitiva, parece que las especulaciones de Green no se han cumplido antes del SuperTuesday. Si los resultados son tan ajustados como predicen las encuestas y las  suposiciones de Green no son tan descabelladas, ¿estará esperando Gore a dar el empujón final? Si es así, ¿lo hará a favor de Obama? Las incógnitas se resolverán a partir del “día después”…

aproposta.jpg

Después de comprobar el poderoso efecto de Facebook en su campaña – recordemos que los miembros del grupo del PP alzaron sus voces a favor de Gallardón -, Mariano Rajoy ha hecho una nueva apuesta interactiva que, sin duda, se hace eco de las numerosas innovaciones pro-participativas en extensión en la esfera comercial.

La campaña “tu propuesta en 30 segundos” constituye un gesto de aproximación a los votantes pero también una voluntad de “empoderarlos” para captar las mejores ideas e incluirlas en la campaña del Partido Popular. El procedimiento es sin duda innovador en la esfera política española: el usuario accede a la página web, introduce su nombre y teléfono y procede a visionar el vídeo. En éste se puede ver el inicio de una reunión de la cúpula del Partido en la sede de Génova, con Ana Pastor, Gabriel Elorriaga, Pío Garcia Escudero, Jorge Moragas, Sandra Moneo, y, por supuesto, Mariano Rajoy. No obstante, todos parecen inquietos por la ausencia de un participante: el propio usuario. Es entonces cuando el líder popular llama por teléfono: “Soy Mariano Rajoy, ¿dónde te has metido? Te estamos esperando, pero si no puedes llegar yo lo que te pido es que nos mandes tus ideas a mi página web”.

Sin duda, esta iniciativa es un buen síntoma de modernización de las campañas electorales en España. Las ideas subyacentes son rompedoras: llamamiento a los electores para que sean ellos los que introduzcan propuestas, posterior elaboración de un ránking con las propuestas más atractivas y difusión televisiva de la mejor valorada. En definitiva, parece avecinarse un cambio en la morfología político-electoral del país.